Rogue Ales cierra tras 37 años
La industria cervecera artesanal estadounidense perdió esta semana una de sus instituciones más emblemáticas: Rogue Ales & Spirits, la cervecería de Newport, Oregon, cerró ayer abruptamente sus operaciones y restaurantes tras 37 años de historia. El anuncio tomó por sorpresa a muchos, no solo por el peso simbólico de la marca, sino por lo que representó para generaciones de bebedores craft en y fuera de Estados Unidos.
Fundada en 1988, Rogue fue parte del núcleo pionero que ayudó a definir lo que hoy entendemos como craft beer en Norteamérica. Desde sus inicios, apostó por cervezas intensas, etiquetas llamativas y un espíritu independiente que la distinguió en el competitivo mercado cervecero. Su popular Dead Guy Ale fue una de las primeras cervezas artesanales que muchas personas probaron cuando apenas nacía el movimiento.
Y Puerto Rico no fue la excepción.
Gracias a su distribución local a través de Craft Beer Distributors, Rogue se convirtió en una de las primeras marcas norteamericanas en establecer presencia constante en la isla. Dead Guy Ale, Hazelnut Brown Nectar y otras etiquetas formaron parte de las neveras de barras, restaurantes y tiendas especializadas, sirviendo como introducción al mundo de la cerveza artesanal para miles de personas.
El repentino cierre incluyó su cervecera principal, almacén y locales de servicio. Según reportes del Oregonian y Beer Street Journal, Rogue acumulaba más de $500,000 en deudas de renta con el Puerto de Newport, además de atrasos fiscales. A pesar de su historia, su innovación (incluyendo cultivo propio de lúpulo y miel), y su legado, la marca no logró sostenerse ante los retos financieros y estructurales que enfrentan hoy muchas cervecerías medianas. Hasta el momento, Rogue no ha publicado nada oficialmente en sus redes sociales o website.
Este evento no solo marca el fin de una empresa; marca el cierre de un capítulo crucial en la historia de la industria artesanal estadounidense. Rogue ayudó a forjar una comunidad, a empujar límites creativos y a exportar una visión audaz de lo que podía ser una cerveza artesanal. Para quienes en Puerto Rico vieron por primera vez una botella con la calavera de Dead Guy en su etiqueta, el cierre tiene un tono nostálgico.