Lectura de la semana: Cómo conectar con la Generación Z si tienes una cervecería artesanal

Lectura de la semana es una serie de artículos que busca profundizar sobre diversos temas relacionados a la industria de la cerveza.

Aunque la generación Z fue vista por años como el relevo natural en el mundo de la cerveza artesanal, múltiples estudios en Estados Unidos apuntan a una realidad distinta: beben menos, salen menos a barras y priorizan experiencias sobre el producto. Están redefiniendo qué significa consumir alcohol y con ello, obligan a las cervecerías a replantear su acercamiento.

Una encuesta de Gallup en 2025 reveló que solo 54 % de los adultos en Estados Unidos dicen consumir alcohol; el porcentaje más bajo en casi 90 años. Ese descenso acompaña una creencia emergente: más personas consideran que incluso el consumo moderado representa riesgos para la salud. La generación Z, según datos sectoriales, bebe hasta un 20 % menos que los millennials y prefiere estilos más ligeros. Además, valoran más la experiencia del taproom (ambiente, eventos, comunidad) que la cerveza por sí sola.

¿Por qué muchas cervecerías fallan al intentar conectar con esta generación? De manera general:

  • Enfocan todo en el producto (ABV, IBU, rarezas) sin acompañarlo de narrativa o propósito

  • Operan taprooms como si fueran barras tradicionales, sin pensar en espacios cómodos, flexibles o estéticamente pensados

  • Llenan redes sociales con fotos de vasos, memes y contenido en “tendencia” sin mostrar el corazón de la marca: cultura, historias, detrás de cámaras

  • No ofrecen estilos ligeros o experimentales que sirvan como “puente” de entrada

Desde mi experiencia 

Pensando sobre este tema a través del último año, he notado que una diferencia clave entre la generación Z y los millennials en Puerto Rico no es solo lo que beben, sino cómo se relacionan con el acto de beber. En nuestros años más jóvenes, los millennials quizás tampoco teníamos el capital para comprar cervezas artesanales, pero eso no nos detenía: bebíamos lo que hubiese, desde lo más económico hasta lo más exótico que apareciera en una gasolinera, y estábamos dispuestos a probarlo todo. Y no era cuestión de que teníamos que beber, sino que queríamos experimentar.

En cambio, muchas personas de la generación Z que he observado no solo beben menos, sino que muestran menor interés en explorar sabores. Si algo no se parece a lo que ya conocen, no les llama la atención. Sumado a un contexto económico complejo, gastar $6, $7 u $8 en una cerveza no siempre es viable. No es desinterés total: es un cruce entre prioridades, poder adquisitivo y una visión distinta del ocio.

Lo curioso es que la generación Z tiene más acceso a cerveza artesanal que nunca, incluso en gasolineras y chinchorros, mientras que los millennials en Puerto Rico crecimos con opciones bien limitadas o ninguna, como era el caso fuera del área metro. Pero esa misma abundancia de opciones juega en contra; hay tantas opciones que deben repartirse entre los pocos de esa generación que realmente consumen.

En conversaciones con colegas de otras industrias como la del café y la coctelería, muchos coinciden en que el patrón de consumo de la generación Z no se trata de rechazo total al producto, sino de una búsqueda de algo más personalizado.

“La especialidad ya no es solo algo exclusivo o premium. Ahora también significa personalización: opciones adaptadas a sectores, gustos y estilos de vida. En café eso se traduce en técnicas, ingredientes, sustitutos y estilos”, indicó Víctor Colón Ordóñez, barista, instructor de barismo y dueño de Cafecto, negocio dedicado al servicio técnico, equipos de barras y asesoría.

Este enfoque también se refleja en el auge del café, las bebidas sin alcohol como los mocktails, el té o el matcha. No se trata de una abstención general, sino de un cambio de prioridades donde la bebida debe alinearse con valores como bienestar, personalización y experiencia. Y, como él señala, la experiencia completa, el “vibe”, importa tanto como el producto: ambientación, trato, música, redes sociales y cultura visual juegan un rol igual o mayor que el líquido en la copa.

Como en otros lugares, en Puerto Rico tenemos que evolucionar si queremos ganar esta generación. Estamos envejeciendo como comunidad cervecera y el futuro será dictado por quienes vienen detrás.

Si la generación Z no se ve en tus eventos, pero sí consume cultura, estilo y comunidad, el reto no es convencerlos de beber más, sino de ofrecerles puentes de conexión. Que la cerveza sea parte del viaje, no el destino principal.

  • Rediseña tu taproom: Que sea cómodo, multi-función, con rincones para fotos, lectura, conexión; que se sienta como un espacio de comunidad, no solo de consumo

  • Diversifica el portfolio: Ofrece estilos más ligeros, de bajo alcohol, flights, cervezas sin alcohol o vasos o empaques pequeños

  • Humaniza tu contenido: Cuenta historias reales sobre los nombres de las cervezas, cómo llegaron a esa receta, los cerveceros que la elaboran. Aléjate del meme y del contenido “gracioso” en tendencia que puede traer likes y seguidores, pero no ventas.

  • Colabora con creadores jóvenes: Influencers locales, diseñadores, músicos; que la conversación venga también desde sus voces sin pecar de caer en los clichés de los influencers actuales.

  • Haz eventos con propósito: Cultura pop, arte, wellness, ferias, eventos familiares; que tu marca sea un lugar de comunidad, no solo un producto.

En Puerto Rico, algunas cervecerías han mostrado que saben leer bien el momento. Ese es el caso de Rincón Beer Company, que ha visto cómo la Generación Z sí responde cuando la oferta va más allá del vaso.

“La Generación Z visita Rincón Beer Company por el “hype” de la marca, del pueblo y por cómo se ve el sitio en redes. Su consumo mayor no es IPA ni stouts, sino cócteles y cervezas con sabores a fruta. Lo que les atrae es el estilo de vida que proyecta la marca”, indicó Jeremmie Vélez de Rincón Beer Company. Esto se evidenció el pasado fin de semana en el Beer Olympics en Rincón que ocupó la plaza pública de dicho pueblo.

Este ejemplo confirma lo que ya sabíamos: el producto puede no ser el punto de entrada. Lo que genera interés es el estilo de vida, el “vibe”, la comunidad. Las cervezas frutales, dulces o de menor amargor pueden ser el puente. Y si el espacio se siente “de ellos”, entonces se quedan.

Un punto de partida para muchos debe ser aprender de los varios estudios existentes relacionados a las tendencias de consumo, como es el caso de este estudio de Nielsen, e ir creando cambios que poco a poco apelen a esta generación sin necesariamente afectar la demografía principal.

Gustavo Franceschini

Cicerone® Certified Beer Server

Creador de Craft Beer Generation. 15 años de experiencia escribiendo para medios digitales, agencias de publicidad y prensa escrita. Padre, consultor, podcaster, conferenciante, estratega y entusiasta de la fotografía.

https://www.instagram.com/beerdedtavo
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