¿Por qué puedes pedir vino por correo, pero no cerveza? La lucha por el envío directo.
El panorama legal del envío directo por correo de cerveza en Estados Unidos es muy limitado. A diferencia del vino (permitido en 47 estados y Washington D.C.), solo 11 estados y D.C. permiten a las cervecerías enviar cerveza directamente al consumidor. Esto significa que en la gran mayoría del país está prohibido que una cervecería artesanal envíe sus productos directamente a clientes de otro estado. En consecuencia, la mayoría de los estadounidenses no puede comprar cerveza por correo bajo las leyes actuales.
Algunas jurisdicciones, como Pennsylvania o Rhode Island, imponen condiciones especiales, como por ejemplo, exigir licencias adicionales o compras en persona, que de facto restringen estos envíos. Incluso hay estados que prohíben por completo el envío directo de cualquier alcohol. Esta disparidad legal deja a millones de consumidores sin acceso a cervezas fuera de su mercado local y limita a los cerveceros a vender solo donde tienen distribución tradicional.
Una encuesta nacional reciente de Sovos ShipCompliant para el Brewers Association confirma un fuerte deseo de cambio entre los entusiastas de la cerveza artesanal. Cuatro de cada cinco consumidores frecuentes de cerveza artesanal (80%) han probado durante sus viajes alguna cerveza que desearían comprar en casa, pero que no consiguen localmente debido a las restricciones actuales. Más de cuatro de cada cinco (83%) creen que las leyes deberían actualizarse para legalizar el envío directo de cerveza en más estados de los que actualmente lo permiten. Este apoyo no se limita solo a los entusiastas: casi dos tercios de todos los adultos estadounidenses (64%) están de acuerdo en que las leyes vigentes deben cambiarse para ampliar el acceso al envío directo de cerveza.
La encuesta también reveló cuánto estarían dispuestos a aprovechar este servicio. Casi 7 de cada 10 encuestados frecuentes (69%) gastarían al menos $50 mensuales en cerveza vía envío directo de estar disponible, y un 44% gastaría $100 o más al mes. Un 69% de los encuestados se suscribirían a un club de envío al hogar si tuvieran la opción. Estas cifras evidencian un interés genuino del público: no solo quieren tener la opción, sino que muchos la usarían de forma regular, incrementando considerablemente sus compras cerveceras mensuales.
Para las cervecerías artesanales, habilitar el envío directo abriría nuevas oportunidades de mercado y fortalecería la relación con sus clientes. Los datos de la encuesta sugieren que ofrecer esta modalidad conlleva múltiples impactos positivos. Una gran mayoría de los encuestados (83%) probaría cervezas nuevas de una cervecería si ésta ofrece envío directo, y un 80% le compraría con más frecuencia. En otras palabras, los cerveceros podrían ver aumentos en ventas recurrentes y en la experimentación de sus diferentes productos por parte de los consumidores.
Además, cerca de tres cuartas partes de los encuestados (76%) indicaron que comprarían más cerveza artesanal en general si pudieran recibirla en casa legalmente. También cabe destacar que más de cuatro de cada cinco (86%) estarían más dispuestos a probar cervezas de cervecerías de otros estados si existiera el envío directo, lo cual ampliaría enormemente el alcance de las cervecerías independientes más allá de su región.
Del lado del consumidor, el beneficio principal es el acceso. Los consumidores podrían adquirir legalmente variedades que hoy están fuera de su alcance geográfico, lo que enriquece su experiencia cervecera. Ya no dependerían exclusivamente de lo que distribuyen los mayoristas locales, por lo que podrían pedir cervezas codiciadas de cualquier parte del país (sujeto a que el estado de destino lo permita).
En adición, según la encuesta, más de cuatro de cada cinco aficionados (84%) recomendarían a sus amigos una cervecería que les envíe cerveza directamente, y dos tercios (67%) incluso publicarían sobre esa cervecería en redes sociales. Así mismo, el 83% de los consumidores tendría una imagen más positiva de la cervecería que ofrece este servicio. Esto implica que las cervecerías Direct-to-Consumer (DtC) no solo venderían más, sino que convertirían a sus clientes en promotores activos de la marca, amplificando su alcance sin costos publicitarios adicionales.
Los efectos económicos potenciales del envío directo de cerveza son sustanciales. Para los cerveceros artesanales, poder vender por correo a clientes en otros estados representa una nueva fuente de ingresos que complementa sus ventas en taprooms y tiendas. Las intenciones de gasto antes mencionadas (muchos dispuestos a destinar $50-$100 mensuales extra) se traducen en ingresos frescos para las cervecerías independientes, lo cual puede ser particularmente importante para pequeñas empresas con distribución limitada.
Legalizar el envío directo en más estados podría significar ventas más altas: aproximadamente 76% de los consumidores frecuentes incrementaría sus compras de cerveza artesanal si tuviera esta opción disponible. Esto no solo beneficia a las cervecerías, sino también a las arcas estatales mediante impuestos de venta y a toda la cadena logística que participaría en el proceso.
Por otro lado, ampliar el acceso mediante envíos directos atiende la demanda de los consumidores de una manera que el sistema tradicional a veces no logra. Actualmente, solo alrededor del 15% de la población adulta de Estados Unidos tiene la posibilidad legal de que le envíen cerveza a su domicilio, en contraste con el 96% que sí puede recibir vino.
Al abrir más estados a este modelo, se ofrecería a los consumidores una variedad mucho mayor de cervezas artesanales, independientemente de donde vivan. Un entusiasta en un estado remoto podría encargar esa stout limitada de una microcervecería urbana que de otra forma jamás llegaría a las estanterías locales. En definitiva, el envío directo elimina fronteras: conecta a cerveceros y aficionados de todo el país, impulsando un mercado más dinámico y diverso.
El envío directo de cerveza en Estados Unidos se encuentra en una encrucijada entre restricciones arcaicas y un interés público abrumador en favor de su expansión. Las leyes actuales, vigentes en la mayoría de los estados, mantienen un control estricto que contrasta con el ejemplo del vino, donde décadas de envíos DtC han funcionado de forma segura y beneficiosa.
Sin embargo, los datos muestran claramente que existe una oportunidad significativa para establecer un canal de venta directa bien regulado, que complemente al sistema tradicional de distribución de tres niveles y beneficie tanto a cerveceros como a consumidores. Los cerveceros artesanales ganarían nuevas vías de crecimiento y fidelización, mientras que los amantes de la cerveza obtendrían acceso a una selección más amplia y conveniente.